Cuenta la leyenda que por donde pasaba Atila no volvía a crecer la hierba, sin embargo para la flora del Planeta Azul, el problema no fue la barbarie de los hunos sino la de los otros, los expropiadores. Por eso, cuando Naturaleza, la hija más indómita y salvaje de la Madre Tierra, decidió bajar del olimpo, no le sorprendió a nadie que en su caminata desde Central Park hasta Wall Street, fuera creciendo a su paso, todo tipo de flores y arbustos de una forma casi instantánea, rabiosa e imparable.
El resultado final fue asombrosamente verde, pacífico, pero por supuesto, devastador…
Derechos reservados de: NATURALEZA

Imagen by DamasArt©
El resultado final fue asombrosamente verde, pacífico, pero por supuesto, devastador…
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